En Chaco luego de aprobada la Ley de Educación Provincial Nº 6691 en el 2010,
se inició un proceso de reformas educativas con el fin de adecuar el sistema a estos
nuevos marcos normativos.
Los cambios, en todos
los niveles del sistema educativo provincial, se vienen dando en el marco de la
participación democrática a través de los Foros Educativos llevados adelante
durante el 2011, el Congreso Pedagógico
Curricular durante el 2012 y las actividades trabajadas a nivel institucional y
regional.
Estas reformas están
orientadas a lograr la inclusión, permanencia, prosecución y culminación de los
estudios obligatorios (inicial, primario y secundario).
La escuela secundaria, en la mayoría de los países de
Latinoamérica fue fuertemente criticada y
se convirtió desde hace algunas décadas en el centro de las miradas y análisis
más diversos.
En Argentina es a partir de la década de los 90 en que la
palabra curriculum toma impulso y se hace parte del vocabulario de los docentes
donde desde diferentes sectores le asignaron centralidad en los procesos de reforma de la escuela.
¿DE QUÉ
HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE CURRICULUM?
Para analizar la realidad del término debemos realizar un
breve recorrido por el devenir histórico que este tuvo, de cómo nació asociado
a tradiciones del gobierno angloamericano (Popkewitz. 1998:101) y las múltiples
influencias que el mismo recibió según el lugar donde se desarrollaban las
investigaciones y en relación con determinados procesos históricos:
A) Los primeros aportes de al campo se produjeron
desde los Estados Unidos, con los trabajos de Bobbit (1918) y más tarde con los de Tyler R. (1950) e Hilda
Taba (1962) (por nombrar los más importantes), y centró su preocupación en mejorar la educación; para ello establecieron una serie de pasos que
permitirían lograrlo, conformando así lo que hoy llamamos el curriculum
técnico.
B) La
corriente inglesa desarrolló durante los
años 1960 y 1970 una importante cantidad
de investigaciones referidas al campo y al desarrollo de las disciplinas
escolares. Autores como Tadeo da Silva (1998:7),
asignan el fortalecimiento histórico del campo a lo que se denominaría Nueva
Sociología de la Educación, iniciada en Inglaterra por Michael Young.
C) La
corriente francesa que entre los años 1970 y 1980 se abocó en materia educativa
a la renovación teórica y metodológica de su sistema educativo.
En el ámbito latinoamericano resultaron de suma importancia
trabajos más recientes como los de Gimeno Sacristán (1989), Tomas Tadeu Da
Silva (1998) y Alicia de Alba (1995) entre otros.
Aportes como los de Stenhouse (1987) que introdujo la
distinción entre “diseño curricular”
en tanto norma escrita, de “desarrollo
curricular” como curriculum en acción, o los de Apple de carácter crítico, fueron conformando lo que Laura Fumigalli
denomina el “débil cuerpo teórico” del campo. Está claro que no es posible
analizar cada uno de los autores que fueron generando aportes sobre el
concepto, pero se deja en claro que sólo se ha intentado mostrar, a grandes
rasgos, las influencias que lo han constituido.
El campo curricular se ha ido complejizando y frente a su polisemia,
es necesario delimitar su concepto. Siguiendo lo expresado por Alicia de
Alba (2006:59) se entiende por curriculum:
“…la síntesis de elementos culturales
(conocimientos, valores, costumbres, creencias, hábitos) que conforman una
propuesta político – educativa pensada e impulsada por diversos grupos y
sectores sociales cuyos intereses son diversos y contradictorios, aunque
algunos tiendan a ser dominantes o hegemónicos, y otros tiendan a oponerse y
resistirse a tal dominación o hegemonía.”
De esta definición podemos decir que el curriculum es una
síntesis que resulta en una selección de elementos culturales y es un documento
público, en tanto su información está disponible para que todos puedan acceder
a ella y porque expresa acuerdos sociales sobre lo que debe transmitirse a los
estudiantes en la escuela.
Así el curriculum le da sentido a la acción escolar,
autorizando voces, estableciendo qué cosas se enseñan y de qué manera, es en
este sentido que el curriculum es una “propuesta política”, ya que autoriza voces, temáticas y métodos y
desautoriza otros.
EL CURRICULUM Y SU ALCANCE
La escuela a través
de los años ha construido en su entorno un conjunto de rutinas, formas de hacer
las cosas, que se han naturalizado y en muchos casos se han vuelto
incuestionables (Terigi, F. 1999).
Pensar en el cambio educativo nos remite a la necesidad de
revisar las formas de hacer de la
escuela, la dinámica propia de vida institucional, para tratar de entender cómo
ha funcionado la escuela hasta ahora.
Una posibilidad es la que presenta Daniel Feldman (Claves
para mejorar la escuela secundaria. 2009: 63), cuando nos dice que el dispositivo
pedagógico de la escuela secundaria es “…una concurrencia de tres elementos: el
plan de estudios, el horario escolar y la sección división”.
Frente a esto, es posible pensar en las limitaciones propias
que tiene cambiar el contenido del curriculum (DUSSEL, I. 2010), cuando los
otros factores resultan invariantes, ya que todos estos elementos se encuentran
relacionados íntimamente.
Una escuela secundaria obligatoria nos obliga a plantearnos
cuestiones, no sólo sobre su matriz fundacional, sino las razones de por qué frente a los cambios,
la escuela sigue haciendo las cosas de la misma manera. La resolución 93/2009 del Consejo Federal de
Educación nos pide poner en cuestión estos órdenes preestablecidos:
“El modelo
pedagógico de la escuela es producto de una construcción histórica. Es oportuno
poner en cuestión este modelo, que define un tipo de vínculo entre docentes,
alumnos y conocimiento, y que se desarrolla en tiempos y espacios, estables,
anualizados, homogéneos.”
Entonces ¿Cambiar el curriculum no sirve? Claro que sí, y además es
necesario, pero pensar en una transformación que nos permita contar con una
escuela secundaria inclusiva y de calidad, implica ir más allá, nos obliga a
realizar un análisis crítico de nuestras prácticas, de la realidad escolar y
social pero fundamentalmente nos obliga a hacernos muchas preguntas relacionadas
con los modos de hacer, los modos de evaluar y sobre nuestras propias
concepciones de lo significa mejorar y brindar calidad en educación.
Prof. Héctor E. Espinoza
BIBLIOGRAFÍA
- DE ALBA, Alicia (2005). “Curriculum: crisis, mito y perspectiva”. Miño y Dávila, Bs. As.
- DUSSEL, Inés (2010) “Explora Pedagogía. El Curriculum”. Fascículo 07. Ministerio Educación Nación. En: http://explora.educ.ar/wp-content/uploads/2010/04/PEDAG07-El-curriculum.pdf
- ROMERO, Claudia (Comp.)(2009). “Claves para mejorar la escuela secundaria”. Noveduc, Bs. As.
- TERIGI, Flavia (1999). “Curriculum. Itinerarios para aprehender un territorio”. Santillana, Bs. As.
FUMIGALLI LAURA: Profesora de enseñanza primaria por la Escuela Normal Superior Mariano Acosta,
Profesora de Enseñanza Preescolar por el Instituto Nacional Sara C de Eccleston,
Licenciada en Ciencias de la educación por la UBA, Magíster en Educación y
Sociedad por la FLACSO. Especialista en Didáctica de la ciencias Naturales y
currículum. Ha desempeñado cargos en la función pública en las áreas de
Curriculum y Formación Docente. Actualmente es consultora de la Oficina
Internacional de Educación de la UNESCO y del IIPE UNESCO Buenos Aires.
me parece oportuno y pertinente la publicación de los ejes centrales de curriculum, diseño y desarrollo y la definición de alicia de Alba representa el nudo tensional de las concepciones desdibujadas de nuestra practica de la enseñanza. Si tan solo nos diéramos cuenta de somos protagonistas del cambio o de la transformación cultural de nuestros tiempos, nuestro discurso y practica tendrían coherencia.
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